lunes, 13 de diciembre de 2010

The end.


Van pasando las horas y cada una de ellas se hace más eterna, agarro fuertemente el mechero y lo enciendo, saltan chispas y de repente una llama anaranjada sale despedida hacía arriba, muy alta, muy alta... consecuencia de haberlo trucado. Me llevo un cigarro a la boca, y cuando iba a encenderlo apago el mechero y lo tiro sobre la mesa y me digo:
- No, Esther, no...
No quiero fumar más, ya llevaba medio paquete en todo el día, pero era tan fuerte el vicio... Decido hacerme una cachimba que es mucho más sana que el tabaco y no solía tragarme el maldito humo, solo saboreaba mi sabor preferido: el tropical. Pongo el agua, monto la cachimba, echo el tabaco, pongo el papel aluminio y le hago los agujeros y ahora me dispongo a encender el carbón. Me gustaba porque en cuanto la llama lo calentaba un poco saltaban chipas y hacía un sonido chasqueante muy relajante para mi gusto. Ya está preparada y le doy el primer tiro, no me alivia nada el mono que tengo, pero decido esperar a fumar más a ver si este se pasa. 
Y empiezo a pensar que porque existiran los malditos vicios. Las drogas, el peor de todos, aunque yo este metida en las legales, las sufro, no tanto como los que se drogan ilegalmente, pero ahí estoy, intentando dejarlas y eso es lo que voy hacer, aunque poco a poco, porque dejar el vicio es muy malo, y se adhiere a ti, sin que tu puedas despegarte de él.
Cuando las deje por completo avisaré, pero estoy hablando de el tabaco, porque la cachimba no me parece tan mala, y además no te deja ese sabor a humo amargo que deja los cigarros. 
Es verdad que ya casi no fumo, mañana intentaré no fumarme ninguno, y se que puedo porque conoco a gente que está peor que yo y que consigue dejarlo facilmente y repito yo se que puedo hacerlo, por lo que mañana queda  declarado día libre de humo. Dedicado a un gran amigo mi Fumeta:) que mucho habla pero poco hace, pero lo quiero mucho.E.

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