martes, 14 de diciembre de 2010

Sensación amarga.


Ya apenas ni lo reconocía, ni me acordaba de este horrible sentimiento, esta amarga sensación, pensaba que solo, tan solo era parte del pasado, de alguna situación difícil y conflictiva que tenía que haber afrontado duramente, pero me equivocaba… ahora, ya tarde, me doy cuenta de que este sentimiento afloro de nuevo y con unas fuerzas que jamás habría creído posibles, ni me lo imaginaba, pero la cobardía seguía siendo aún más fuerte y potente, pero me empezaba a preocupar, me preguntaba cuanto resistiría a esto, ¿cuánto tiempo aguantaría esa sensación? Tengo fuerza de cobardía, en vez de voluntad, pero mis impulsos se volvían feroces y me eran difíciles de controlar.
Y… ¿por qué renació dicho sentimiento? Ni yo lo sé exactamente, pero algo sé de cierto, el vaso se colmó, el agua brotó y se desbordo, destrozando y destruyendo todo el trabajo del camino pedregoso y escarpado de la vida, como un tsunami…
Todo, todo me salía mal, nada, nada me salía bien, lo único de lo que podía presumir y tampoco mucho, era de un trozo de papel en el que tan solo ponía mi amargada existencia de la semana de exámenes y del trimestre…Eso era lo único que podía traerme algo de felicidad, lo único que yo consideraba que lograba hacer con algo de éxito y lo odiaba con toda mi esencia. Pero de todas las maneras no podía ser feliz, ya que una persona que se encuentra sola se hunde y por tanto nunca logrará encontrar la felicidad, y eso es a lo que se aspira en esta vida. La conclusión a la que llegue en esos días de frustración y razonamiento amargo: “Si no eres feliz y das por hecho que no vas a lograrlo nunca, ¿para qué quieres seguir existiendo? Para nada.”
Gracias a que la cobardía es muy fuerte no hice nada de lo que me pueda arrepentir en el presente, ya que lo único que mantenía a mi persona con vida era esa sensación, por lo que llegue a comprender que es súper importante ese sentimiento, es vital para no perder en mi persona la vida, pero también debo hablar de la esperanza, ya que sin ella tampoco habría podido seguir hacia delante con una sonrisa en la cara, me repetía continuamente en mi confusa cabeza: “Después de la tormenta llega la calma…”
Estos tipos de textos escribo cuando estoy harta del mundo, cuando me encantaría estar tres metros bajo el suelo, cuando no puedo romper toda una vajilla entera, espero que os haya gustado.
Un saludo.
Sandra

1 comentario:

  1. La verdad es que no te conozco Sandra, es más si sigo este blog es porque soy amigo de Esther, pero simplemente yo también he sentido esa sensación amarga como tu la describes, también soy un cobarde sin remedio que se hundía en la desesperación.

    Pero te digo una cosa. Y yo tardé demasiado en darme cuenta. Nunca esta uno completamente solo, siempre habrá alguien a tu lado y eso es lo importante. Simplemente como me dijo un amigo y me dio mucho coraje darle la razón dale tiempo al mismo tiempo, todo llega en su momento.

    En fin espero hacerte sentir aunque sea un poquitito mejor. Un beso

    Reybag

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